Científicos de la Universidad Johns Hopkins han investigado acerca de cómo el cerebro comprime la información visual que recibe para poder almacenarla.
En informática se conocen bien las extensiones de archivo ".jpg" o ".png". Éstas sirven para comprimir imágenes en un formato más eficiente que permite reducir el tamaño de las mismas de forma considerable sin afectar apenas a su calidad.
El cerebro actúa de una forma similar. Las imágenes que captan las células sensibles a la luz en la retina de nuestros ojos son del orden del megapíxel. Sin embargo, nuestro cerebro no tiene la capacidad para procesar de manera constante imágenes de dicho tamaño.
Ed Connor y Kechen Zhang, neurocientíficos encargados del estudio, han descubierto que las células situadas en el área V4 (en el córtex visual), prefieren de cada imagen las partes que tienen una curvatura más pronunciada. Los bordes planos, en cambio, son poco tenidos en consideración.
A su vez, las simulaciones por ordenador mediante modelos de conjuntos de células de dicha área, mostraron que se produce una reducción natural del número de células usadas para procesar cada imagen, y que éstas se centran en las partes curvas. Dicha reducción es similar al comprimir en nuestro ordenador una fotografia al formato JPEG.
Centrarse en las partes curvas de una imagen es útil porque éstas son más escasas con respecto a las partes planas o ligeramente curvas. Así, prestamos más atención a aquello que es poco común para poder distinguir los objetos con menor esfuerzo, optimizando de esta forma nuestra capacidad cerebral.